En general me gusta la gente, creo en la bondad y la nobleza del ser humano, pero ayer tuve un día «particular» de esos en que a veces nos toca ver florecer las actitudes menos buenas de las personas.
Por otra parte, no me gusta que los aparatos sean «inteligentes», cuando le doy una instrucción al lavavajillas o a la lavadora quiero que me obedezcan y no tomen decisiones por su cuenta. Uso los navegadores cuando no me queda otro remedio, pero disfruto más leyendo mapas y planificando los viajes que obedeciendo ciegamente a una máquina que me dice «en la próxima salida gire a la derecha».
Pero como todo en esta vida es relativo, hoy por curiosidad le pedí a mi móvil «inteligente» que me sugiriera canciones que me gustaran (tiene un programita para hacerlo cuyo icono es de un rosa muy mono) y me dio la sorpresa de ponerme una canción poema de Alberto Cortez que desconocía y me encantó, a lo mejor es verdad que el cacharro es un poco inteligente y de tanto andar conmigo ya me va conociendo.
MAR INSIDE 
Las maquinas se inventaron para que estuvieran al servicio del hombre, ahora estamos al servicio de las maquinas. Saludos XD
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Eso de que decidan que nos equivocamos y piensen por nosotros, a veces nos lleva a situaciones un tanto surrealistas. Gracias por participar en mi blog y un abrazo.
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Pues…yo pienso que te llevas bastante bien con los nuevos «cacharros». Un abrazo
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Me apaño con ellos, pero salvo situaciones puntuales, me sigue gustando más el contacto directo con las personas. Un beso.
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Maravilloso Alberto. Gracias por traerlo aquí.
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Creo que es uno de esos grandes cantautores con los que muchos crecimos y a lo mejor las nuevas generaciones no conocen, Me gustó este vídeo porque además se le ve conversando con el público y contando la historia del poema.
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Me gustó la canción. La vida es un regalo, que estamos llamados a estrenar cada mañana!!! Detrás de un día complicado, siempre puede venir otro mejor. ¡Ánimo! con el día a día y los «cacharros modernos».
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Como no tener animo al tener la suerte y el regalo de Dios de estar rodeada de tanta gente maravillosa (a la que por cierto sigo prefiriendo a los cacharros por más bonitos y lujosos que sean). Un beso.
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